MONTE MEDITERRÁNEO

Monte mediterráneo en el Parque Nacional de Monfragüe

En zonas como las que tenemos en las sierras riojanas, el bosque mediterráneo adquiere un aspecto bastante distinto al del típico bosque mediterráneo de la mitad sur peninsular, o de bosques mediterráneos de cotas más bajas. En la sierra, la encina (Quercus ilex ballota) suele ocupar lugares que, o bien han sido degradados y es la primera especie arbórea capaz de recolonizarlos,  son terrenos demasiado malos para otros árboles, como los robles. La encina es más resistente y puede prosperar en suelos con mucha roca. En estos lugares puede llegar a formar bosques, los llamados encinares montanos o de montaña, que son por lo general bosques monoespecíficos de encina. Pueden aparecer entremezcladas alguna otra especie, pero serán en general arbustivas, como rosales (Rosa canina), espinos (Crataegus monogyna) o retamas (Cytisus scoparius). No suele haber un sotobosque muy rico, ya que las encinas crecen de manera muy frondosa. Estos bosques suelen prosperar en laderas de solana, dadas las preferencias de la encina por zonas bien iluminadas y relativamente cálidas.
Encinar montano en Brieva de Cameros, La Rioja.

Encinar montano en Brieva de Cameros, La Rioja.

Encinar montano en Brieva de Cameros, La Rioja.

Aspecto de un encinar montano desde el exterior. Suelen ser bosques "sucios", dado el bajo porte de las encinas que pueden crecer aquí y a la abundancia de arbustos a veces espinosos.

Pero a la hora de hablar del verdadero bosque (y monte) mediterráneo, al que nos solemos referir es al que se desarrolla en cotas más bajas, destacando las extensas formaciones que aún se conservan en muchas zonas de la mitad sur peninsular, especialmente en el cuadrante suroccidental (Extremadura y parte de Andalucía y Castilla La Mancha). Son bosques que suelen ser también muy frondosos, aunque aquí la encina, que es la reina del monte mediterráneo, adquiere portes mucho mayores, ya que el terreno es bastante mejor, y las condiciones climáticas también más favorables; no tan extremas como en la montaña. Ejemplos de este ecosistema en buen estado de conservación podemos encontrarlo en lugares como los parques nacionales de Monfragüe y Cabañeros, en Cáceres y Ciudad Real respectivamente, o en parques naturales como los de Sierra de Andújar (Jaén), Sierra Norte de Sevilla (Sevilla), Tajo Internacional (Cáceres), etc. Son ecosistemas con una diversidad mucho mayor, tanto de flora como de fauna, con multitud de especies representativas, como las jaras (Cistus spp), madroños (Arbutus unedo), alcornoque (Quercus suber), y un larguísimo etcétera.


Monte mediterráneo en el Parque Nacional de Monfragüe

Monte mediterráneo en el Parque Nacional de Monfragüe

Monte mediterráneo en el Parque Nacional de Monfragüe

Monte mediterráneo en el Parque Natural del Tajo Internacional.

Monte mediterráneo en el Parque Natural del Tajo Internacional.

La encina es siempre la reina del bosque mediterráneo, la especie arbórea por excelencia, habiendo dos subespecies: la Quercus ilex ballota es la que vive en el interior peninsular, formando los extensos bosques y dehesas típicas; la Quercus ilex ilex es la encina costera, y es la que forma los encinares de la costa cantábrica y catalana, penetrando bastante hacia el interior en algunas ocasiones.

Ejemplo de monte mediterráneo en laderas del Parque Natural del Tajo Internacional.
Ejemplo de monte mediterráneo en laderas del Parque Natural del Tajo Internacional.


Vista general del Parque Nacional de Monfragüe, con las laderas pobladas de un espeso bosque mediterráneo.

Este ecosistema se distribuye, como indica su nombre, alrededor del mar Mediterráneo, aunque hoy en día en España contamos con las zonas mejor conservadas, gracias en parte a la figura de la dehesa, que es el bosque mediterráneo adaptado al uso humano, y que permite conservar grandes valores de este rico ecosistema. Las dehesas son bosques aclarados para el pastoreo, que permiten además otras actividades como la caza, pero manteniendo en ellas una gran cantidad de especies propias del bosque.
En esta imagen podemos ver cómo el bosque mediterráneo "primigenio" de las laderas (a la izquierda y en primer plano) va dejando paso a la dehesa en las zonas más llanas y accesibles (a medida que nos alejamos hacia el horizonte).

Dehesa de encina y alcornoque integrada dentro del Parque Nacional de Monfragüe.

Aunque no del todo igual, ecosistemas similares al mediterráneo aparecen en otras regiones del mundo, que por tener condiciones climáticas similares a las del mediterráneo pueden equipararse. Algunas de estas zonas se encuentran en la costa occidental de Norteamérica, en la costa de Chile, en el sur de África y en alguna zona de Australia. Siempre en zonas más o menos cercanas al mar, que suaviza el clima.
En general, el monte mediterráneo, tanto en sus variantes de bosque como en las de matorral, es un ecosistema adaptado a las sequías estivales. Dependiendo de sus variantes, las especies estarán más o menos adaptadas a los inviernos. Por ejemplo, los encinares montanos de las montañas riojanas, y de otras partes del norte de España, soportan inviernos muy duros, por lo que algunas especies que acompañan a la encina en otras latitudes no pueden vivir aquí; pero en las zonas más bajas y favorables del sur, los inviernos no son tan fríos, así que se desarrolla otra variante de flora, generalmente más rica. De igual forma que ocurre con este factor de la temperatura, también influye la composición del suelo, encontrando por ejemplo zonas de matorral en algunos territorios del valle del Ebro donde la encina (ni otros árboles) pueden crecer, hablando en ocasiones de estepas mediterráneas, donde además el clima es más extremo (veranos extremadamente cálidos y secos e inviernos muy fríos).

  • La fauna del monte mediterráneo
El lince ibérico (Lynx pardinus) es, sin duda alguna, el rey del bosque mediterráneo. El animal más representativo de este ecosistema, que es además un icono de la conservación de las especies en peligro de extinción, y un auténtico especialista de este medio. (Ejemplar del Zoológico de Madrid).
El buitre negro (Aegypius monachus) es otra de las joyas faunísticas del monte mediterráneo, adaptado a criar en grandes árboles y buscar alimento en estos montes. (Ejemplar del Zoológico de Madrid).

El águila imperial ibérica (Aquila adalberti) es seguramente la rapaz más famosa del monte mediterráneo, adaptada, como el lince, para cazar principalmente conejos (Orictolagus cuniculus), que supone la base de la dieta de casi todos los depredadores de este ecosistema. La mayoría de ellos, águila imperial y lince incluidos, han salido recientemente de la máxima categoría de peligro de extinción tras haber sufrido enormes declives, sobre todo a causa del descenso de conejos. Este declive de conejos se debió a ciertas enfermedades, que arrasaron con sus poblaciones, destacando la mixomatosis. También fue culpa de la gran pérdida de hábitat que ocurrió durante los siglos recientes. (Ejemplar del Zoológico de Madrid).

La cigüeña negra (Ciconia nigra) es también un ave típica del monte mediterráneo, y que por desgracia también está amenazada. Esta cigüeña, junto con el resto de especies animales mencionadas antes, encuentran en los montes mediterráneos de España sus mejores refugios a escala global. Algunos de ellos, como el lince o el águila imperial ibérica, , solo viven en la nuestra península, ocupando también territorios en Portugal. (Pareja fotografiada en el Parque Nacional de Monfragüe).


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