ISLA-SOTO DE CENICERO

Situado en el término municipal de Cenicero, muy cerca del casco urbano, este pequeño soto pertenece prácticamente a partes iguales a La Rioja y a Álava, y quizás por el hecho de hacer frontera, como suele ocurrir, se haya salvado y haya llegado así hasta nuestros días.
Pese a no tener mucha extensión, esta isla sorprende por la frondosidad, la riqueza y la variedad de ambientes. 
Un pequeño azud hace que el poderoso río Ebro se divida en multitud de pequeños brazos, que se precipitan hacia el soto, creando una red de canales de aguas limpias, oxigenadas y notablemente más rápidas que las del cauce principal. La imagen de estas lenguas de agua abriéndose paso entre la vegetación de aspecto selvático del interior de la arboleda evoca el aspecto que debieron tener la mayoría de los bosques de ribera del Ebro, con un ambiente en el que la frontera entre tierra y agua desaparece para crear un ecosistema tremendamente rico y dinámico, antes de ser destruidos para dejar paso a cultivos .
En esos brazos secundarios, que más parecían tratarse del cercano río Najerilla o de otro afluente más que del propio Ebro, se puede observar una fauna que hasta hace pocas décadas era la típica del Ebro. Enormes bancos de madrillas o loínas (Parachondrostoma miegii) y grandes ejemplares de barbo de Graells o del Ebro (Luciobarbus graellsii) recorren el río alternando entre corrientes y pozos de aguas verdes, refugiándose bajo las losas o en las raíces de viejos alisos (Alnus glutinosa) y fresnos (Fraxinus excelsior). Estas y otras especies encuentran en estos pequeños oasis refugio ante el actual panorama que se da en el resto del río, invadido por depredadores exóticos como el siluro (Silurus glanis), el lucio (Esox lucius), etc., que afortunadamente rehúyen estos entornos de aguas más claras y rápidas. Probablemente incluso algún pez fraile (Salaria fluviatilis) recorra estos canales naturales. Otro culpable han sido las numerosas presas que salpican el curso del río Ebro, además de las numerosas obras que alteran el cauce con el objetivo de domesticar al río. Esto hace que el Ebro se haya convertido en un río estancado en muchos de sus tramos, condiciones no aptas para las especies autóctonas. No obstante, sí que hay alguna especie invasora que aparece también en estos ambientes, como el mejillón cebra (Dreissena polymorpha) y el cangrejo señal (Pacifastacus leniusculus). La presencia de este último sorprende en el río Ebro, ya que suele ser el dominio de otro cangrejo americano: el rojo, o también llamado simplemente "americano" (Procambarus clarkii). Este hecho sea seguramente consecuencia de la cercanía al río Najerilla, que desemboca pocos kilómetros aguas arriba del soto, pero probablemente pueda indicarnos también la buena calidad del agua de este paraje, ya que el cangrejo señal suele preferir aguas más frescas y limpias que su pariente de las marismas y aguas pantanosas.
Hay que destacar, que este soto se encuentra dentro del área de distribución del amenazadísimo visón europeo (Mustela lutreola), y explorando el interior del lugar no cuesta llegar a la conclusión de que, si algún visón merodea los alrededores, seguramente se refugie aquí.

Uno de los elementos que contribuyen al gran valor de este soto es que se crea un pequeño brazo del Ebro, que adquiere un carácter más propio de un río pequeño, enriqueciendo así enormemente el hábitat y ofreciendo un tramo de aguas más frescas y oxigenadas a la fauna.

El citado brazo secundario, con aspecto de arroyo o afluente del propio Ebro.

Unión del brazo secundario o "arroyo" con el cauce principal.

Martinete común (Nycticorax nycticorax), al acecho de presas en la cascada que se crea bajo un pequeño azud, aguas arriba del soto.

Aliso (Alnus glutinosa)

Fresno de hoja ancha (Fraxinus excelsior).

Hoja compuesta de rosal silvestre (Rosa canina).

Flor de rosal silvestre (Rosa canina).


En la zona abundan las choperas de producción, que en su día destruyeron la ribera, y actualmente impiden que se recupere y la contaminan por los productos que se suelen utilizar.


Muchas de esas choperas se talan sin ningún tipo de conciencia ambiental, sin respetar una mínima distancia al cauce, impidiendo así el desarrollo de la vegetación de ribera, que sirve de estabilizadora de las orillas y de refugio para la fauna de la ribera, entre ellas el visón europeo (Mustela lutreola), en gravísimo peligro de extinción.




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